«EL MERCADO INTERNACIONAL REPRESENTA YA EL 24% DE NUESTRAS VENTAS. LA DEMANDA INTERNA SE HA ESTANCADO POR LA CRISIS»
?¿Cómo se está comportado el sector en estos tiempos difíciles?
?Los últimos datos disponibles, de 2010, constatan que la producción
ha disminuido un 0,44%, logrando una producción de 1.798 millones de
euros. Andalucía es la primera comunidad en importancia y representa más
del 35% de esa cifra. Este pequeño descenso se debe al deterioro de la
demanda interna debido a la crisis.
?O sea, que el mercado nacional se ha estancado...
?Efectivamente, pero el sector ha jugado con la buena imagen de
nuestros productos y precios competitivos en los mercados
internacionales, de ahí que hayan subido un 6% hasta los 433,8 millones
de euros, por lo que nos hemos recuperado del retroceso del 3% que
sufrimos en 2009.
?¿Qué porcentaje de la producción se dedica a la exportación?
Alcanza ya el 24,1% del total. Este aumento se debe, entre otras
razones, a la recuperación económica de países tradicionalmente
compradores, como Alemania y de la buena relación calidad-precio de
nuestros productos de alta gama, cada vez más valorados en el
extranjero.
?¿A qué países se dirigen preferentemente?
?Los países que más han incrementado las compras son Italia, más del
26%, China, más del 69% y Turquía, con un salto del 94%. Además están
nuestros tradicionales compradores como son Francia, Portugal, Reino
Unido, México y Estados Unidos.
?¿Ha cambiado la demanda del cliente por culpa de la crisis?
?Depende del cliente al que se refiera. No debemos olvidar que el
consumidor del segmento alto, al que cada vez nos dirigimos más, sigue
comprando artículos de lujo, aparentemente ajeno a la crisis. Si se
cumplen las previsiones, la zona Asia-Pacífico será el segundo gran
mercado del lujo después del Viejo Continente. Estos días, sin ir más
lejos, hemos sabido que el sector del lujo está creciendo a doble dígito
en plena crisis económica y puede duplicar en un plazo de seis u ocho
años el empleo que el sector genera actualmente en Europa.
?O sea, que el lujo les permite ser optimistas
?Si, ya que seguimos detectando un aumento de las gamas más altas,
las denominadas alta y lujo. En cambio, la gama media se mantiene y
prácticamente está desapareciendo la baja de la producción nacional.
Ahora esos productos de baja calidad proceden, preferentemente, del
mercado asiático.
?Precisamente la competencia asiático es uno de los lastres del
sector. ¿Cree que son la profesionalidad y la calidad las herramientas
para hacerle frente?
?Esa profesionalidad y calidad a la que hace referencia las atesoran
muchas de nuestras empresas desde hace generaciones. En Ubrique, por
ejemplo, se conoce la existencia de talleres de marroquinería desde los
siglos XVII-XVIII y la cultura que conlleva es ingente. Parte de esta
cultura inmaterial radica en el respeto a la confidencialidad, la
seriedad en las relaciones comerciales, que pasa por la puntualidad en
los plazos de entrega o la ausencia de copias, por ejemplo. Y todo ello
sin olvidar el valor añadido que aportamos y que no tiene el resto de
los competidores. Creo, sin embargo, que la competencia asiática saca
provecho, sobre todo, del escaso coste de su mano de obra, que en
nuestro sector puede llegar hasta el 60% del valor final del producto.
Por otra parte, también están la constancia y la tenacidad que ponemos
en lo que creemos y la mejor preparación de nuestra cantera de jóvenes
profesionales que pasa, entre otras actuaciones, por una formación
específica y de calidad. En ello trabajamos sin descanso desde Empiel.
?¿Sigue siendo el bolso el artículo más vendido?
?Si, es el más demandado y representa un 43% de la producción total.
La pequeña marroquinería alcanza el 24% y el resto procede de la
fabricación de otras manufacturas, como artículos de viajes, cinturones,
guantes...
?Antes hablábamos de la competencia asiática como un lastre para el
sector. Sin embargo, su fuerte atomización es otra rémora ¿No cree
conveniente fusiones para ganar tamaño y ser más competitivos?
?La estructura empresarial de nuestro sector hace que el 80% de
nuestras empresas sean micropymes. Esto es una realidad incuestionable.
Es aventurado pensar que una política de concentración empresarial pueda
ser la solución, si bien el sentido común nos dice que tantas empresas y
de tan reducidas dimensiones no puedan por si solas capear el temporal.
Y digo solas porque la falta de financiación no les permite, en muchos
casos, seguir adelante y abrir nuevos mercados.